Reconozco que soy observador de distintos foros de opinión y otros lugares de expresión cofrade (entre otros muchos) en este mundo global que es internet. Reconozco que leo esporádicamente aquellas noticias, opiniones, críticas y alabanzas que tengan alguna relación con la Semana Santa en cualquiera de sus aspectos y de forma particular, sobre la salmantina, a la que pertenezco (a veces muy a mi pesar) y en la que vivo durante casi todo el año.
Es cierto que mis vínculos cofrades son cada vez menos estrechos (o eso quiero creer) y que poco a poco mi oído se endurece y mi entendedera se marcha por otros derroteros, pero, aun así, me cuesta alejarme completamente de este mundo en el que la amalgama de personas y personajes hace de él un auténtico universo. Por ello, agradezco que haya quienes, imagino que con sus mejores intenciones, se encargan de difundir noticias y rumores para que lleguen a conocimiento de los demás amantes de la Semana Santa, para que estos, en su criterio y capacidad, filtren todo lo leído y alcancen a separar con juicio paja de grano.
Por todo esto, y seguramente por mucho más que ahora soy incapaz de concretar, pues anda mi cana en otros menesteres, creo que la existencia de foros, blogs, páginas varias y cualquier otro medio de expresión, personal o colectiva, deben ser aceptados y apoyados. Que se debe agradecer el interés de quienes en ellos participan por mantener la actividad, cofrade en este caso, aunque sea de forma virtual. Que se debe asumir que en estos lugares, como en cualquier otro corrillo o tertulia, quienes hablan lo hacen en su nombre y por su propio interés, pero asumiendo, quizá inconscientemente, el interés de otros muchos. Que el hacer de ellos lugares abiertos, en los que cada cual puede manifestar su opinión o parecer, permite la participación de quien así lo desee, lo que siempre es agradablemente positivo.
También es cierto que en este mundo virtual, accesible a cualquiera con un teclado a su alcance, puede haber quienes deban ser apartados por no saber aceptar las reglas del juego. Quienes, amparados en el anonimato, sobrepasan la barrera de la opinión crítica para lanzar ataques más frontales, muchas veces erróneos o infundados en su visceralidad, que pueden atentar contra personas o instituciones de forma indiscriminada. Pues a estos se les aparta sin más y así se sanea el espacio. Pero ello no debería ser motivo de acciones más drásticas en las que justos nobles deban pagar por los pecados que no cometieron.
Así, egoístamente, podré seguir al tanto de lo que ocurre tras mis paredes mientras preparo la próxima Semana Santa. Así, todos podremos seguir al tanto de lo que ocurre más allá de nuestras paredes.
2 comentarios:
Enredados estamos, y enredarnos quieren, pero no son las redadas práctica cuaresmal. Veremos.
No, Lucano. No son buenas prácticas.
Confiemos en que la red sea la de Tiberiades y no la negra tela de una araña.
Cordialmente,
Félix
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