¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


jueves, 29 de julio de 2010

Cerrado por vacaciones

No. No creo que mi cana sea capaz de echar el tranco a este diario siquiera por unos días, pero hoy es el último, el que cierra un ciclo. Se cumple mi última jornada laboral de este curso, considerando que éste va de septiembre a julio y que cada mes de agosto se lo robo al calendario escolar para hacer con él lo que se me venga en gana. Así todos los años. Carpetazo a once meses de alumnos, clases, gestiones, investigaciones, compañeros, enemigos, teorías y papeles y puertas abiertas a un verano deseado desde el mismo momento en que terminó el anterior.
A partir de mañana volveré a retomar lo que dejé aparcado el último día del agosto último y dedicaré mis días al ocio, a la recuperación física y neuronal, a las cañitas y sus tapas, a recorrer las calles sin cartera en la mano, a ver pasar los días sin prisa. A partir de mañana llenaré la maleta de las ilusiones que fui dejando para tiempos mejores, fotografiaré las puestas de sol marismeñas, pasearé iglesias y conventos para absorber la quieta frescura acumulada entre muros seculares, pisaré arenas a mi pesar y respiraré aromas de Levante traídos allende la mar océana. Y, entre camisas y pantalones, al resguardo de golpes y aplastamientos, meteré mi cana; esta cana que se me creció en el alma y que no soy capaz de dejar al cuidado de nadie. Quizá no llegue a sacarla de la maleta. Quizá tenga que dejarla en la oscuridad protectora de un equipaje que nunca se deshará del todo. Quizá no pueda convertirse en pregonera de vistas y visiones, pero, por si acaso, estará preparada para empapar hechos y dichos como si fuese esponja vital. Mi esponja vital.
Serán días de feliz ajetreo, de gustosa desocupación, cambiando la seca atmósfera mesetaria de este septentrión que me retiene a mi pesar (... a veces es bonito mentirse a uno mismo...) por la frescura de un sur que hace ya tanto que me atrapó que no soy capaz de ponerle fecha.
A partir de mañana comenzará un nuevo ciclo, corto en su larga intermitencia pero recuperable en sus esencias, que me obliga gustosamente a cambiar la forma de ver la vida. Un corto periodo para atender a una cana cada día más desatendida. Para lamer las pequeñas heridas que me hizo la vida. Para olvidar tareas y asuntos. Para cerrar por vacaciones.

viernes, 23 de julio de 2010

En Toro

Conscientemente, he dejado reposar casi una semana todo lo vivido. He querido que todo se asentara para degustarlo con ese regusto que deja una buena comida en el fondo de la garganta, donde muchas veces parece que se nos asienta el alma. He querido que fuera, desde el relajo de una cana cada día más cansada, recuerdo de lo que fué. De lo bueno que fué. Porque, cuando se unen los mejores elementos y dejamos en la parte de atrás de la alforja los demonios que nos acosan a diario, no hay momento que no deba ser recordado, relamido, apreciado...
Fué tarde de toros, en la mejor de las compañías, para cumplir varios deseos. Fué tarde de magia, ardiente magia, entre maderos seculares, para comprobar cómo esa magia se hacía arte en el capote de quien es capaz de derrochar duende y esencia cada tarde. Dos verónicas y una media. Nada más. Nada menos. Y se dispersaron los más exquisitos aromas toreros para refrescar palcos y tendidos. Porque da igual toros que becerros. Porque lo que importa es que, a pesar de todo, el torero se dé para los que esperamos lo mejor de él, haciendo Maestranza de cualquier plaza. Y la de Toro fué Maestranza, remozada, coqueta, ardiente, incómoda, brillante, polvorienta, grande y pequeña.
No. No es esto la crónica de una corrida, que ya habrá quien la escriba con pluma mucho más sabia que todas y cualquiera de las frases que pudieran salir de las teclas de mi ordenador. Esto es el reflejo de una pasión, con amigos apasionados y generosos, sobre todo generosos, a los que creo que debía estas palabras. Esto es el poso de un día festivo que se hizo fiesta, desde el primer café hasta la última cerveza, entre los arcos de la más radiante Plaza del mundo con la belleza de una luz de mañana de ocio o en placita repleta de gentes vestidas de domingo dejándose querer mientras el sol se esconde.
Esto es lo que me queda de aquello, fotogramas impresos en esta cana que todo lo guarda y sensaciones que, también grabadas junto a esas imágenes, no habrá palabra que pueda describirlas. Bueno, quizá sí, quizá la haya... ¡Gracias!


lunes, 19 de julio de 2010

Volveré al Sur

Él me espera y yo le espero. Llevábamos ya un año esperándonos. Calladamente nos manteníamos aguardando tensamente el reencuentro para retomar lo que quedó pendiente, aunque nunca tengamos nada pendiente.
¡Ya está! Ahora, sólo nos queda prepararnos para volver a vernos cara a cara. Engalanados como hacemos siempre que sabemos que nos vamos a encontrar. Nerviosos como cuando se espera al amor de toda la vida. Ilusionados como cualquier día de feria. Alegres como la luz de sus pueblos.
Dentro de poco, los atardeceres de la marisma se quedarán otra vez y, como siempre, para siempre en la retina de esta cana de tierra adentro que nació donde no debía y que tiene el alma gaditana, quizá para endulzar la adustez de esta meseta que se le incrusta en las largas noches de invierno.
Ahora, cuando sólo puedo pensar en el Bajo de Guía mirando las retamas del coto arrullado por el rumor de olas mestizas, ora dulces ora saladas, y roto sólo por el paso de barcazas, tarareo una rumbita, esta rumbita, que me nubla el pensamiento y mantiene expectante a esta cana cada hora más ansiosa por el encuentro. Porque, seguro sin saberlo, Arcángel acierta en su letra y me llena sin quererlo. "Volveré", siempre volveré.

   

Y la mezcla de sangres se hace presente en la música. Y el deseo, que se agranda con cada día que pasa, se vuelve música en mi alma, se hace poesía. Y vuelvo al Sur, a ese Sur que me cautiva desde el primer momento. Vuelvo a casa aunque mi casa esté aquí, entre piedras doradas y lígrimas gentes que me consuelan mientras los fríos se adueñan de cuerpos y almas. Vuelvo a la luz de este Sur que siempre me supo marinero y me atrae con su canto de sirena. Y "Vuelvo al Sur". Siempre al sur.


viernes, 16 de julio de 2010

¡Felicidades!

Así, casi sin darme cuenta, casi sin darnos cuenta, se nos ha echado otro año encima. Los marineros de mar y tierra adentro volverán a hacer fiesta, sonarán bocinas y petardos y, en muchos lugares, habrá verbena y fiesta hasta mucho más allá del final del día.
Otro año más volveremos a sentarnos junto al ciprés para vernos las caras del alma, espejos que hace ya años perdieron su azogue. Conversación de un padre siempre padre con un hijo que ahora es padre. Te contaré y me contarás, sonreiremos y volveremos cada uno a nuestra vida, presente o futura.
Sé que el tiempo es pilón constante que se encarga de diluir las memorias y de que nuestros recuerdos vayan desapareciendo si no los atamos al brocal y no los bajamos de vez en vez a mojarse en el fondo de nuestros ánimos. Pero hay algunos que, por mucho que el tiempo se empeñe, serán imborrables mientras la cana de mi alma siga anclada con fuerza. Hay cosas que anidan en nuestra intimidad y no habrá tiempo que pueda hacerlas desaparecer.
Por todo esto, por intentar mantener viva una memoria, por poder relajar mi alma al menos un día, por querer que sigas ahí junto a todos nosotros, por devolver poco a poco lo que recibí de golpe,... ¡Feliz cumpleaños!
Lo demás nos lo contaremos luego, bajo el manto de la Virgen del Carmen y junto a la alargada sombra del ciprés que cuidas y te cuida, aunque ya lo hayamos dicho todo.

miércoles, 7 de julio de 2010

Noticias del primer café

Este calor que cubre nuestros solares en los últimos días hace que casi se licúen los músculos, si no los cerebros. La galbana se adueña de todo y la perezosa dejadez obliga a abandonarse en cuerpo y alma.
Este calor, que impide conciliar el sueño  durante noches en las que el aire, sólido e inmóvil, se nos echa encima como una losa ardiente, hace que mi cana se desvíe por derroteros que nada tienen que ver con temas trascendentes.
Sin embargo, todo ello no impide que siga una rutina que, impuesta, hace que mi cana se mantenga constante en su  día a día. Y, en esta rutina, algo que mantengo con toda la cotidianidad que me puedo permitir es la lectura a primera hora de la prensa local, junto al primer café del día y en la soledad de una cafetería cuyo silencio es roto únicamente por el sonsonete del molinillo del café y un murmullo de voces que se me abalanzan desde una inidentificable emisora de radio.
Leo en la "última" de La Gaceta un breve de cierre de Ángel Benito, el periodista más volcado en la Semana Santa salmantina y con mejores conocimientos de los últimos tiempos, informando del resultado de un pleno de la Junta de Cofradías de Semana Santa celebrado ayer. Ahora resulta que, con la presencia de una inmensa mayoría de nuestros representantes cofrades y como si nada hubiera pasado, se van a convocar elecciones a presidente de esta Junta a las que se podrán presentar candidaturas desde el veintiocho de julio. Leo con fruición pues, a pesar de todo, aun con las neuronas casi anuladas por estas temperaturas que se nos desbordan, mantengo el mismo gran interés por el futuro de nuestra Semana Santa y de su órgano rector que he tenido desde siempre.
¿Pleno de la Junta de Cofradías? ¿Así, por las buenas, sin mediar convocatoria en tiempo y forma? ¿Sin que mis representantes estén siquiera al tanto de ello? Si fuera así, no parece buen punto de partida.
¿Reunión informal de representantes? ¿Mayoría de cofradías? ¿Toma de decisiones? Si fuera así, Ángel ha errado en la aplicación del término (involuntariamente, por supuesto, que ya digo que es de lo mejor y muchos quisieran...), pero, además, suena raro que, si así fuese, se hubieran podido tomar decisiones y establecer plazos que necesitarían del respaldo de una oficialidad. Y me sorprendo, así sin más, sin calificativo.
No aguanto este calor que a más de uno quita el sueño, se hace el amo del verano e impone su norma. Y, aún así, hay quienes son capaces de hacerle frente, de preocuparse por mantener el equilibrio y celebrar (¿concelebrar?) reuniones (¿tertulias?) en las que intentar, al menos, mantener el orden.
Celebro que se haya tomado la decisión de convocar elecciones, superando eso que parecía un borrón impositivo desde la jerarquía, para intentar mantener el curso de lo que nunca debió desviarse. Celebro que haya consenso mayoritario para que la Junta de Cofradías no pierda parte de su carácter. Me alegra que se convoquen elecciones y que sea la propia Junta la que se encargue de nombrar con sus votos a quien la dirija durante los próximos años, olvidando "militarizaciones" extemporáneas. Saben, y si no desde aquí lo digo, que cuentan conmigo para lo que haya menester aunque mi decisión siga siendo clara y rotunda.
Ahora bien, si la cosa viene de un pleno que se convoca sin convocatoria, sin la asistencia, por falta de información, de todos los representantes, perdiéndose la oficialidad en favor de la eficacia... entonces la cosa me gusta menos. Si así fuera, sería el "más de lo mismo"; el conchabeo de dirigentes para alcanzar un fin sin que los medios tengan ninguna justificación; lo de siempre. Si así fuera, creo que la jerarquía adquiriría con todo acierto toda la razón que le he negado (el errado era yo), que actuaba con más conocimiento del que yo le supuse y que, dado que "esto" no tiene remedio, lo mejor sería actuar "manu militari". Si así fuese, me alegro infinito de la decisión tomada... aunque se me caiga el alma a los pies.