¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


jueves, 21 de enero de 2010

Frederikshavn



Dos días. Sólo hace dos días que se fue y se nos hace toda una eternidad.
Sé, sabemos, que será sólo un tiempo. Que serán unos días que le servirán para crecer, madurar y ver que, aunque en aquellos países aten a los perros con longanizas, lo que deja aquí vale también lo suyo. Que la rutina del día a día hace que se nos nuble la vista y sólo veamos lo que acostumbramos, sin darnos cuenta de que también hay mucho de lo que nos rodea que tiene un valor inmenso. Y que esto sólo lo apreciamos desde la distancia. Y ella lo apreciará desde casi los confines de este mundo redondo y global que nos acerca y, al tiempo, nos separa.
No es la primera vez que se nos vacía la casa por su marcha, pero siempre es como si fuera la primera. Y, así, andamos pendientes por dentro (que no soy de andar enseñando y por eso lo encierro junto a mi cana) y por fuera. Andamos por la casa deseando escuchar cualquier sonido que nos acerque en la distancia y por la red buscando cualquier señal que nos permita identificarnos con ella aunque sólo sea en la pantalla del ordenador. Una foto, un mapa, una página turística... cualquier cosa es buena para saber que Frederikshavn existe y que allá, donde hay días en que las noches se hacen eternas y la tierra se cincha por su más alto meridiano, ella también está al tanto por si nos oye. Aunque..., bendita juventud, habrá infinidad de cosas que distraigan ese ánimo haciéndole vivir experiencias que se le asentarán en sus adentros para traérselas cosidas a su memoria con un hilván indeleble. Experiencias que, a su vuelta, compartirá con nosotros y disfrutaremos como si hubiesen sido nuestras. Nos hablará de esa otra familia, de la nueva casa y del "insti", todo mucho mejor que lo de por aquí, ¡por supuesto! Nos traerá excursiones, salidas festivas, amistades y novedades para que disfrutemos el regusto. Y nosotros felices, que para eso ha ido.
Pero ahora, aquí, cuando las paredes de la casa se le caen encima hasta a Chocolate, estamos echándola de menos desde un poco antes de que subiera al autobús. Nos miramos y vemos que añoramos su presencia y deseamos su regreso, seguros de que a ella no le importaría alargar un poco más este viaje que, durase lo que durase, siempre le sabrá a poco. Pero, también ella nos echará de menos y deseará regresar para llenar su hueco. Aunque luego, a su vuelta, ya en casa, protestará como siempre y, desde ahora, tendrá un argumento nuevo en su rebeldía... ¡Podía haberme quedado allí!
Pero sabe que su sitio es éste y estoy seguro de que no renunciaría nunca a él. Que aquí estamos quienes más la queremos y que siempre habrá otro momento para volver a cualquier otro Frederikshavn.

8 comentarios:

beatriz dijo...

Pues sí que andais bajos de moral por Carrascal...bueno como bien dices a veces hay que alejarse un poco para apreciar lo que se ha dejado atrás. Nos pasa a todos y a ella seguro que también.
B

Félix dijo...

Qué va!! Lo que pasa es que ahora, en Carrascal, hablamos en danés... para apreciar mejor el castellano.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Disfrutará la experiencia y la saboreará para siempre.

Qué curioso, en Villamor estoy con una médico danesa. El mundo se achica a pasos agigantados.

Félix dijo...

Cierto que el mundo es un pañuelo. Y desde que existe el feisbuk mucho más.
Cordialmente,
Félix

sentimientos y locuras dijo...

Ya mismo esta aqui pa dar guerra.
Ahora no hacer tonteridas en este periodo que no esta el horno para bollos. Aunque donde viven cuatro viven cinco.

Félix dijo...

¿Horno? ¿Bollos? ¡Pero qué dices! Ahora, después de las fiestas, todo a la plancha y, como mucho, pechuguitas de pollo. Así que... ¿decías?
Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

pues a vosotros se os fue una semana pero fijate lo que es pensar que quedan 6 meses para que se vaya 6 años y mas...y aunque espero que se vaya a salamanca que es cerquita el dia a dia será muy largooooooy aunque se que es necesario en el fondo me aterra la idea, de si estara bien, si comera bien, con quien me desahogare yoy con quien compartire esos pequeños secretos que tenemos.... bueno seguro que él estara estupendamente y sé que cuenta los dias para marchar lejos de las obligaciones de casa pero la casa se quedara muy silenciosa y en fin me quedara la lectura y contar los fines de semana y los puentes en los que se sacrificara por venir a vernos y comer alguna exquisitez de su madre y alguna explicacion de su padre sobre alguna asignatura.
besos de tu cuñada

Félix dijo...

Cierto, cuñada, y no sé cuál sería la mejor solución para que al menos parezca que todo sigue como si nada hubiera pasado. Pero lo bueno que tenemos es que somos capaces de adaptarnos a cualquier situación y hacer de ella algo normal. Así, aprenderás a disfrutar de tus días sin él y a degustar con mucha más intensidad esos fines de semana en los que él irá a casa o vosotros vendreis a verlo. Además... ¡Así nos vemos más!
Cordialmente,
Félix