¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


lunes, 25 de enero de 2010

El prinicipio del fin: ¡Llega el Plan Bolonia!

Tras más de veinte años impartiendo mis clases a futuros licenciados, este es el último año que lo haré. Comienzo el último curso de lo que tradicionalmente se ha denominado Licenciado, pues a partir del próximo curso mis clases serán recibidas por futuros graduados.
Es ésta la más visible, quizá, de las novedades que nos trae el nuevo sistema de estudios universitarios, cuya implantación definitiva comenzó con el incio de este curso, y que los medios y el pueblo llano han dado en llamar "Plan Bolonia".

No es que me importe que lo que siempre fueron licenciados sean ahora graduados, aunque esta última terminología, no sé si influido por algún agente externo más o menos cercano (¿Por qué me habrá venido a la cabeza ahora la señora esposa del primer ministro irlandés?), a mis oídos llega como con una inferior categoría.
La verdad es que el Espacio Europeo de Educación Superior, el dichoso "Plan Bolonia", nace de una supuesta necesidad de homogeneizar los estudios superiores en numerosos países de la Europa tradicional, para así permitir la libre circulación de estudiantes y titulados sin que un diploma constituya una frontera que, muchas veces, se constituía en barrera casi infranqueable. Pero, aprovechando que siempre hay un río pasando bajo los puentes de cualquier ciudad, (pongamos que el río Reno pasa por Bolonia), algunos expertos quisieron modificar algo más, empleando nuevos conocimientos pedagógicos que han dado lugar al uso de nuevas metodologías. Así, a partir de ahora, deberemos olvidar la enseñanza clásica, ésa que ha demostrado su valía durante siglos, durante ocho siglos, y tendremos que adaptarnos a los nuevos métodos. Deberemos pasar de "enseñar en conocimientos" a "enseñar en habilidades y competencias". Tendremos que capacitar a los alumnos, a esos futuros graduados, para que sean capaces de "saber hacer" aunque antes no hayan sido capaces de "saber saber". Nos obligan a olvidar parte de la esencia del magisterio universitario, por la que un estudiante aparte de almacenar conocimientos debía saber usarlos mediante el empleo crítico de su inteligencia, mediante la razón y la capacidad de extrapolar racionalmente, para pasar a formar a futuros especialistas en las más variadas técnicas, aunque para ello no necesiten conocer el fundamento de las mismas. Creo que nos obligan a formar a nuevos técnicos cualificados. Con una cualificación superior a la de una Formación Profesional, pero técnicos al fin y al cabo.
¡Pues yo me niego a ello!

No sé si estoy en lo cierto o no, pero no pienso cambiar mi criterio docente. Porque creo que lo que el alumno necesita, aparte de gran cantidad de conocimientos que hilvanará en su cerebro de forma laxa y que perderá en gran parte antes de firmar su primer contrato laboral, es que alguien sea capaz de intentar, al menos, remover esos conocimientos recién adquiridos. Alguien que estimule la discusión y fomente la curiosidad. Alguien que inicie una sesión en la que el estudiante no sólo recite lo que aprendió, sino que le haga ser capaz de demostrar que esos conocimientos, que ha obtenido empleando distintas fuentes, le permiten formular hipótesis, elaborar abstracciones, razonar los porqués y elaborar juicios críticos en los que las conclusiones sean la muestra de lo aprendido. Alguien que intente que el alumno no sea una máquina de copiar unas notas a toda velocidad sin darse cuenta siquiera de si lo copiado es correcto o erróneo, sino que le enseñe a darse cuenta de que lo que él apunta está en cualquier libro de texto (y mejor de como la mayoría de los docentes puedan decirlo) pero que lo que él piensa y su capacidad de selección en función de ese juicio no aparece en los manuales. Que la discusión constructiva forma a los futuros profesionales mucho más y mejor que los apuntes al dictado más completos y elaborados. Porque no sólo serán capaces de asentar los conocimientos con más solidez, sino que, además, sabrán para qué sirven esos conocimientos.
Por esto, no creo que lo que llevo años practicando con unos resultados más que aceptables deba ser cambiado ahora por imposición ministerial.
No es que me importe que lo que siempre fueron licenciados sean ahora graduados. Lo que me importa es que sean personas. Personas formadas. Profesionales formados.
-¡Pero si eso es el nuevo Espacio Europeo!
-¡Ah! Pues entonces... ¡Me gusta el "Plan Bolonia"!

4 comentarios:

Lucano dijo...

Que la Universidad pase por ellos, licenciados este año, graduados el próximo, pero que pase. Como el Reno bajo los puentes de Bolonia.

Félix dijo...

Eso se pretende, meter un trocito pequeño pero que dure para toda la vida.
Cordialmente,
Félix

sentimientos y locuras dijo...

No se que decirte Félix. Yo como hermano tuyo me pongo en tu caso y opino como tu. Asi que lo que tu digas a muerte.

Félix dijo...

Bueno Jose, a muerte a muerte... no hace falta, pero siempre es de agradecer el apoyo incondicional. Y sé que cuento con el tuyo. Gracias.
Cordialmente,
Félix