¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


viernes, 1 de abril de 2011

Estrés relajante

Otra vez que se me fue la inspiración dada por el hábito y me he relajado en el compromiso de mantener este diario que, al paso que voy, no alcanzará siquiera el calificativo de anuario.
Será que la relajada aunque inconstante lectura de la última obra de González Egido me ha absorbido tanto como para no poder dedicar mis tiempos a otras cosas, o que eso a lo que todos llaman Bolonia, aun desconociendo siquiera no solo lo que significa sino lo que es en su esencia más íntima y a lo que llevo unos meses intentando darle el sentido que se le supone, se lleva mi horario del día a día, o que se me ha relajado la fisiología neuronal y mis sentidos, entre los que incluyo el de la atención por lo que me rodea, andan cada día más preocupados por encontrarse a sí mismos que por lo que les circunda... No sé por qué será, pero lo cierto es que desde que me quité el disfraz de carnestolendas no he sido capaz de agarrar el teclado y construir algo mínimamente sólido con lo que reemplazar ese carnaval que, si lo dejo, acaba por comerse el hornazo tras haber paseado su cera nazarena por las calles de la Helmántica profunda.

Será el hastío vernal, ese que a todos nos altera la circulación de nuestras diferentes sangres, o quizá que aún no me he sacudido la tristeza de un invierno que se sigue agarrando al calendario para no acabar de marcharse.  Será lo que sea, pero hoy, primer día en el que he sentido la proximidad de la Semana Santa, renuevo votos y recupero lo abandonado para rescatarlo de este olvido involuntario. Porque hoy, y no sé por qué, he olido por primera vez el azahar de naranjos redivivos y se ha despertado el cofrade que se me esconde en los forros de la cana. Porque hoy, más que mediada la Cuaresma, parece que se ha dado la orden de salida a las actividades nazarenas y, a partir de este momento, se me acumularán actos, presentaciones, viacrucis, exposiciones, intervenciones y pregones varios a los que comprometo mi asistencia, pues es en ellos donde se me renace el espíritu cofrade y donde me siento como pez de acuario con el agua recién renovada.
Por todo eso, espero impaciente a que vean la luz libros y revistas, charlas y pregones, en los que muchos de aquellos a quienes admiro en este mundo tan particular de la Pasión bien entendida, han dejado los mejores momentos de sus últimos tiempos para que los demás aprendamos de sus conocimientos. Porque sé que quienes se comprometen a participar en estas actividades invierten sus horas para que los que vamos por detrás saquemos los mejores réditos de ello. Porque sería incapaz de entender la Semana Santa sin estas parafernalias que dan más cuerpo a nuestras procesiones de lo que muchos intentan hacernos creer.
Esta noche dejaré enterradas las "Raíces del Árbol" para disfrutar de la enjundia contenida entre las páginas de "Pasión en Salamanca" y admirar a quienes son capaces de exprimir lo más noble de esta piedad popular por la que muchos pasamos casi de puntillas. Y tendré que hacerlo deprisa, pues en un par de días, antes siquiera de darnos cuenta, pisaremos las alfombras del Teatro del Liceo, donde se nos desvelarán los misterios de la obra pasional más esperada de los últimos tiempos que, atascada en el canal del parto, ha necesitado de la mayor de las habilidades obstétricas para alcanzar a ver la luz finalmente. La obra, espero que magna, que todos los que mostramos el más mínimo interés por esta ciudad y su Semana Santa deberemos tener siempre a mano en la estantería de nuestra memoria para aprender sorprendiéndonos y salir de todos esos errores a los que nos ancló la leyenda popular.
Sin apenas solución de continuidad, más nuevas revistas con las que disfrutar de su lectura. Christus y Rincón Cofrade son dos de las que tienen fecha en mi agenda y hueco en mi armario. Revistas en las que,  aun siendo todo nuevo, tendré la agradable sensación de una relectura que nace de lo conocido y recordado.
Pregón y palabras para sentir reanunciada la Pasión. Porque si aún están frescas en mi alma las frases con las que Ángel Benito pintó sus paredes, cierta duda me hace esperar con el estómago anudado las de Juan Francisco Blanco, quien será el que ocupe el ambón desde el que nos llamará a llenar las calles con los cirios recién prendidos y el orgullo nazareno destilando por todos nuestros poros.
Y más actos, charlas y conferencias, prosa y poesía, llenarán mis días desde hoy intentando alejar a esta cana que me intitula de estas cuatro paredes virtuales que la encierran. Y música, y comidas compartidas, y exposiciones, y... Hasta explotar el mismísimo Domingo de Pascua en el que todo quedará atrás y comenzará a cerrarse el ciclo recién abierto.
Mi tiempo es escaso, pero siempre queda un poquito para disfrutarlo en la mejor de las pasiones.

5 comentarios:

Lucano dijo...

En cuanto la tengamos, añadiré "Lignum Crucis" a tu relajante estrés de lector y cofrade (haberlos haylos). Por cierto, que el obstetra tendrá que dar lo mejor de sí, pues vienen trillizos.

Félix dijo...

También tiene su hueco esperando, Lucano, porque también la leeré con fruición.
Cordialmente,
Félix

sentimientos y locuras dijo...

A empaparse Félix, anda que no nos queda na.. compañero. Nervios, falta de sueño, torrijas, desayunos, bocadillos, pasiones y penitencias... que locuraaaaaaaaa!!!!

Félix dijo...

Cierto, Jose. A partir de ahora todo eso que dices y más, mucho más. ¡A disfrutar¡
Cordialmente,
Félix

ed hardy en france dijo...

This is really good information. You have done an excellent job of research and writing.