Otra vez que se me fue la inspiración dada por el hábito y me he relajado en el compromiso de mantener este diario que, al paso que voy, no alcanzará siquiera el calificativo de anuario.
Será que la relajada aunque inconstante lectura de la última obra de González Egido me ha absorbido tanto como para no poder dedicar mis tiempos a otras cosas, o que eso a lo que todos llaman Bolonia, aun desconociendo siquiera no solo lo que significa sino lo que es en su esencia más íntima y a lo que llevo unos meses intentando darle el sentido que se le supone, se lleva mi horario del día a día, o que se me ha relajado la fisiología neuronal y mis sentidos, entre los que incluyo el de la atención por lo que me rodea, andan cada día más preocupados por encontrarse a sí mismos que por lo que les circunda... No sé por qué será, pero lo cierto es que desde que me quité el disfraz de carnestolendas no he sido capaz de agarrar el teclado y construir algo mínimamente sólido con lo que reemplazar ese carnaval que, si lo dejo, acaba por comerse el hornazo tras haber paseado su cera nazarena por las calles de la Helmántica profunda.


Esta noche dejaré enterradas las "Raíces del Árbol" para disfrutar de la enjundia contenida entre las páginas de "Pasión en Salamanca" y admirar a quienes son capaces de exprimir lo más noble de esta piedad popular por la que muchos pasamos casi de puntillas. Y tendré que hacerlo deprisa, pues en un par de días, antes siquiera de darnos cuenta, pisaremos las alfombras del Teatro del Liceo, donde se nos desvelarán los misterios de la obra pasional más esperada de los últimos tiempos que, atascada en el canal del parto, ha necesitado de la mayor de las habilidades obstétricas para alcanzar a ver la luz finalmente. La obra, espero que magna, que todos los que mostramos el más mínimo interés por esta ciudad y su Semana Santa deberemos tener siempre a mano en la estantería de nuestra memoria para aprender sorprendiéndonos y salir de todos esos errores a los que nos ancló la leyenda popular.


Y más actos, charlas y conferencias, prosa y poesía, llenarán mis días desde hoy intentando alejar a esta cana que me intitula de estas cuatro paredes virtuales que la encierran. Y música, y comidas compartidas, y exposiciones, y... Hasta explotar el mismísimo Domingo de Pascua en el que todo quedará atrás y comenzará a cerrarse el ciclo recién abierto.
Mi tiempo es escaso, pero siempre queda un poquito para disfrutarlo en la mejor de las pasiones.
5 comentarios:
En cuanto la tengamos, añadiré "Lignum Crucis" a tu relajante estrés de lector y cofrade (haberlos haylos). Por cierto, que el obstetra tendrá que dar lo mejor de sí, pues vienen trillizos.
También tiene su hueco esperando, Lucano, porque también la leeré con fruición.
Cordialmente,
Félix
A empaparse Félix, anda que no nos queda na.. compañero. Nervios, falta de sueño, torrijas, desayunos, bocadillos, pasiones y penitencias... que locuraaaaaaaaa!!!!
Cierto, Jose. A partir de ahora todo eso que dices y más, mucho más. ¡A disfrutar¡
Cordialmente,
Félix
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