¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


martes, 25 de enero de 2011

Dientes de sierra



Siguiendo el rastro de las visitas que recibo a lo largo de los días, de estos días en los que no sé si es la desgana o la ausencia de inspiración la que hace que pasen uno tras otro sin renovación en este diario, me ha sorprendido encontrar una relación que, aun esperable, no deja de ser curiosa. Así, veo que cuando surge alguna noticia de cierto interés (es decir, con posibilidad de ser "analizada"), el número de visitas aparece crecido a pesar de que la renovación de mis propias palabras sea algo inexistente. Se incrementa el número de quienes, imagino, se pasan por aquí en busca de, no sé muy bien cómo catalogarlo, un recuerdo, una crítica o, simplemente, unas palabras para poder confirmar o refutar las propias de cada cual, de quienes esto visitan. Y las noticias de cierto interés, (lo siento por quienes, aun siendo asiduos, no alcanzan a compartirlas), las que generan este incremento en los contadores de visitas, siempre van asociadas a la Semana Santa salmantina y sus avatares más o menos enrevesados.
Cierto es que hace tiempo, quizá menos del que imaginaba, que no he vuelto a sentir ese pellizco que me obligaba a poner por escrito lo que yo, y otros muchos, pensábamos con mente crítica (o al menos la intención). Había perdido el interés por esa pasión que me ató durante años y de la que aún guardo marcas de las ataduras en el envés de mi alma. Pero también es verdad que, a pesar de esta dejadez intencionada, uno de los motivos que, desde el primer momento, movieron mis entresijos anímicos, si no el más importante, fue la herencia que me dejó quien compartió conmigo mucho más de lo que nunca hubiese llegado a sospechar y que no es sino el compromiso de mantener su pequeña llama encendida en nombre de una Pasión de la que disfrutó como si solo hubiera estado él. Por eso este conflicto por no escribir a pesar de tener que hacerlo esporádicamente.
Que el flamante presidente de la Junta de Cofradías visita a la presidenta de la Diputación Provincial, pues se dispara el número de quienes se asoman a esta ventana. Que aparece un nuevo diario digital para tenernos informados puntualmente de lo que acontece en nuestra Semana Santa, al poco la cifra de los que imagino esperando algo de mí o de mi cana, sube para marcar un nuevo hito. Que se termina la restauración de las cubiertas de la Iglesia de la Santísima Trinidad y se vuelve a hablar del ya manido Museo de la Pasión, el pico de la gráfica que me muestra a todos los visitantes en un momento determinado, aparece sobre los que le preceden cual Mont-Blanc virtual en el pequeño mundo de mi cana. Siempre que aparece alguna novedad sobre este "mundo pasional" que a muchos sorprende, veo cómo la cantidad de los que me siguen silenciosos pero esperando ver el correspondiente comentario, aumenta explosivamente y decae poco a poco en los días siguientes.
Me sorprende. Todavía me sorprende que, a pesar de tener cada vez más abandonada esta tarea crítica para con la Semana Santa salmantina, haya quienes esperan de esta cana de mi alma algo más que mi día a día comentado.
Me agrada comprobar que todavía queda quien me visita para conocer mi parecer sobre lo que siempre está en boca de todos antes incluso de ser noticia, rumor o comentario.
Cada día estoy más despistado y esta cana que rige cada una de las palabras que surgen desde el teclado del portátil se aleja de aquellos comentarios, por lo que apenas alcanzo a conocer las novedades en tiempo de que no pierdan su valor intrínseco y la cana de mi alma se niega a inspirar cualquier frase legible que sirviera para expresar lo que cualquiera de esas cosas despierta en mi fuero interno. No obstante, aunque solo sea por mantener esos dientes de sierra que se forman en las gráficas de visitantes, voy a ver si convenzo a mi cana para aumentar la frecuencia con la que comentar esas cosillas pasionales que solo nos interesan a unos cuantos de los que algunos pasan por aquí.
Intentaré actualizarme ahora que se nos viene la Cuaresma.

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