¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Mi Moleskine

Desde hace tanto tiempo que me veo incapaz de precisarlo, he sido un apasionado de los cuadernos y libretas. Pero no de cualquiera de ellos, sino de esos modelos, no sé si clásicos o antiguos, a los que me acostumbré en la infancia y a los que me quedé agarrado de por vida.
Son libretas de tamaños variables (cuartilla, octavilla,...), formas (vertical, apaisada) y colores diversos (rojo, negro, verde,...). No me importa el número de hojas aunque siempre las preferí "gorditas". Me da igual si son rayadas o en cuadrícula, pero siempre, siempre, de unas maravillosas tapas de hule que no dejo de tocar y que me subyugan desde cualquier escaparate o estantería en las que se encuentren expuestas, empujándome a adoptarlas como si de huérfanas se tratara.
Libretas de campo, de notas, de viajes, de dibujos, de... cualquier cosa, pero siempre de blando hule. 
Hace un tiempo, sólo unos meses, me atreví a ser infiel no sé si a mis libretas o a mí mismo y una de las famosas Moleskine pasó a engrosar la colección de cuadernos. Es una de pequeño tamaño, Ruled Notebook pocket la llaman, que he intentado llevar en uno de mis bolsillos como compañera de notas. ¡Una Moleskine en mi bolsillo! Pensé que, sabiendo de su historia, sería buena compañera aunque testigo permanente de mi infidelidad. Y de verdad que lo he intentado. Tanto, que de llevarla ha envejecido como si hubiera compartido pelusas en los bolsillos del mismísimo Hemingway mientras disfrutaba de sus admirados encierros sanfermineros. Tanto, que cuando anotaba algo en ella intentaba sentirme cual Chatwin viajero. Pero quia. Ese tacto duro de sus negras tapas me pone en guardia desde que desligo la goma que la abraza. Esa rigidez, seguro que buscada por aventureros y buscavidas, se me atraviesa y hace que apenas me salgan las letras a derechas. Una sensación que, a mi pesar, me hizo ir abandonandola para volver a lo que nunca debí dejar de lado. Para recuperar el dulcemente blando tacto de mis libretas de hule.
Ahora, cuando tenía perdida toda esperanza de poder aunar su tradición y la mía, acabo de descubrir una nueva libreta de hule. Tierno hule negro que en su trasera lleva grabado un nombre: "MOLESKINE".
Nueva Moleskine, Ruled Soft Notebook pocket la llaman, que permitirá conjugar mis deseos.
Estoy deseando romper el precinto y manosearla hasta gastar las yemas de mis dedos. Pero, como si no quisiera estropearla, me resisto a hacerlo mientras la miro y la remiro imaginando lo que llegará a contener cuando llegue a su final.

4 comentarios:

Lucano dijo...

Se sentirá querida y mimada, seguro. Que observes y anotes bien.

Félix dijo...

No lo dudes, Lucano. Servirá, como el resto, de almacén de recuerdos.
Cordialmente,
Félix

sentimientos y locuras dijo...

Buffff, la que nos espera.
Pero para bien. jeje

Yo siempre llevo una, la pequeña encima y la cuartilla a los toros.

Félix dijo...

Ya sabes, ahora úsalas como sabes, que nos tienes que contar todo a vuestra vuelta.
Buen viaje.
Cordialmente,
Félix