He vuelto y, tras recorrer trochas y sierras desconectado de todo y de casi todos, veo que nada cambió, que todo está donde lo dejé para alivio de mi alma y refuerzo de su cana.
Compruebo que apenas se ha movido una brizna en esta Salamanca que exagera su sosiego en cuanto el calor primaveral comienza a hacer mella en los desacostumbrados cuerpos y aplana hasta el cero los, de por sí, tranquilos espíritus. Y, a pesar de todo, me conforta saberlo. Me agrada comprobarlo. Como cada vez que vuelvo tras mis ausencias periódicas. Para seguir esperando a que alguien se decida a dar el paso, a mover ficha, a asumir su responsabilidad.
Ahora, cuando aún tengo las manos impregnadas del polvo mezclado con rocío, sé que no hay vuelta atrás. Ahora, con las botas montañeras aún caladas en mis pies, parece que lo veo claro. Ahora, con el cogote requemado por el abrasador sol de cada mediodía, sé lo que tengo que hacer. Ahora, con el sueño aún acumulado en el retraso de los días, se me tranquiliza el alma y se me agita el cuerpo.
Ahora, ya no depende de mí.
5 comentarios:
Me alegro que vengas con el alma reconfortada. Me alegro que hayas tomado una decisión. Espero que pronto la conozcamos "explícitamente".
Un abrazo.
Adelante, amigo. Siempre adelante.
Un abrazo de los que duelen.
Gracias, Conchero. Ahora sólo queda esperar.
Berrendita, adelante siempre pero surgen dudas cuando hay que optar por más de un camino.
Acepto ese abrazo.
Cordialmente,
Félix
Enhorabuena por poder ordenar esos pensamientos presentes dentro de ti, ordenados pero que necesitaba encontrar un lugar mejor para colocarlos y asi obtener respuestas.
Ahora nos tocará espererar otras busquedas de orden interno, impacientes nos tienes algunos.
Un abrazo
Gracias, AME, por tus palabras.
Sigo creyendo que el diálogo es la base de todo esto y que conversar con aquellos que se sienten (os sentís) implicados es fundamental para poner orden en las ideas.
Lamento tu impaciencia, pero creo que será llevadera.
Cordialmente,
Félix
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