¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


jueves, 19 de junio de 2008

Ausente


Miró a su alrededor y no se vió. Buscó su sombra y no la encontró. Se fue de allí sin saber si había estado.
Se perdió entre la muchedumbre, transparente, informe, ausente.
Intentó anclarse pero no pudo. Vano esfuerzo que acabó con él.
Desapareció sin dejar rastro, seguro de no haber vivido nunca.
Alguien preguntó por el presidente y, al ver que no existía, nombraron a uno de ellos.

6 comentarios:

Lucano dijo...

¿A uno cualquiera? ¿A un ausente/presente más? Para que no deje rastro ni certezas...

Félix dijo...

A uno cualquiera, pero de ellos. Sin sombra. Sin rastro.
¡Siempre igual!
Cordialmente,
Félix

Ana Pedrero dijo...

Quizá el presidente no existía. A veces comparto esa sensación de no ser, de no estar, de no contar, de no existir. Canas jodidas del alma, supongo.

Un beso.

sentimientos y locuras dijo...

pero esto que eeh!, lo siento pero soy muy cortito para esto Felix

Félix dijo...

Pero sí, Berrendita. El presidente existió, aunque nunca nadie lo supo. Ni él siquiera. No sé si serán las canas o es congénito, pero a muchos les pasa desde siempre.

No te minusvalores, Jose. Simplemente, interprétalo como te dé la gana. Y seguro que lo entiendes.

Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

pienso igual que Jose.
NO ME ACLARO.