He decidido que hoy no pienso limpiar mis zapatos.
No sé claramente las razones que me han llevado a tomar esta decisión. Seguramente es un conjunto de ellas lo que me ha hecho ver con claridad que no he sido todo lo bueno que sus majestades esperaban de mí para este año.
En el fondo de mi alma sigue el niño que siempre ha esperado este día como el más mágico de cada año. Un niño que sigue escribiendo su carta con letra temblorosa y que espera la llegada de los Magos con atenta ilusión. Pero debe ser que el niño crece aunque no quiera y descubre que no todo es como él quisiera. Que no todo es como él imagina. Que los días se te vuelven en contra y debes reaccionar con madura actitud, sacando al adulto que acompaña a ese niño ya desde hace tiempo. Un adulto que, cargado de responsabilidades, defectos, miserias y obligaciones, empequeñece, aún más si cabe, al pequeño cargado de ilusiones, y te obliga a ver una realidad cada día más cruda.
Sé que los Reyes, a pesar de su carácter eternamente mágico, no van a poder hacer nada. Sé que los Magos únicamente van a tener la referencia del tránsito anual y van a comprobar, con gran pesar, seguro, que este año no he sido bueno. Que aunque lo he intentado, las cosas no han salido como debieran y que no he sabido cumplir con mi compromiso de adulto. Que el balance es más oscuro de lo que se esperaba y que sólo merezco un gran saco de carbón para acompañar a mi sucio calzado.
Hoy no sacaré brillo a mis zapatos porque sé que no lo merezco, pero aun así he escrito mi carta llena de peticiones a Melchor, a Gaspar y a Baltasar. He escrito mi carta llena de compromisos para el futuro, promesas que espero poder cumplir para, dentro de un año, cambiar de sitio en la lista de sus majestades. Compromisos que hago sin tener en cuenta que dependen no sólo de mí. Pero lo voy a intentar, porque el año próximo quiero volver a tener mis zapatos limpios y, lleno de ilusión, recibir mis regalos como un niño bueno. Supone un gran esfuerzo, lo sé, pero sé que ese adulto que siempre me acompaña va a velar por que los cumpla responsablemente.
Aun así, no pierdo por completo la ilusión y espero que junto al saco de negro carbón haya algo acompañándolo.
Les dejaré leche y galletas, me acostaré temprano, dormiré velando por su llegada y confiaré en su gracia.
Mañana será otro día.
10 comentarios:
En mi carta a los reyes voy a pedir algo para tí: un poco de ilusión y autoestima.
Hay cosas que de puro claras son transparentes. Las buenas personas con tú no se pueden portar tan mal como dices. ¡¡Date un poco de cancha!!.
Además seguro que te traen algo bonito esas reinas tuyas que te quieren tanto. Ya verás.
B
Gracias, Beatriz. Seguro que tus regalos los encontraré junto al carbón que merezco... ah! y junto a alguna que otra sorpresa, que siempre tengo esperanza en la bondad de los Magos. Pero, aun así, tengo el firme propósito de mejorar para el año que viene.
Cordialmente,
Félix
Si dejas la leche y las galletas, si te acuestas pronto, si confías en su paso y en su gracia... no marcharán de largo por muy sucios que les muestres los zapatos. Ven más allá y querrán premiar lo bueno y lo que quieres que sea mejor. Disfruta de su generosidad y de tus firmes propósitos. ¡Feliz noche y algre mañana!
Disfrutaré, Lucano, porque sé de su generosidad. Feliz noche a ti también.
Cordialmente,
Félix
La suciedad que ven los MAGOS DE ORIENTE en tus zapatos, no es tal,es el reconocimiento a unos periodos en los cuales, tú, no te sientes conforme con unos momentos que posiblemente cambiarias, pero en ese instante,ESA, era la respuesta adecuada. Ellos lo saben, y además comprueban que no les has mentido, porque tus zapatos están sucios, pero los mueve una persona,llena de BUENAS INTENCIONES.
Es cierto, Anónimo, que, a pesar de que las cosas no salen como uno planea, en ese instante siempre crees que haces lo adecuado, con la mejor intención y, sobre todo, con sinceridad. Espero que los Magos lo sepan. Es más, estoy seguro, como tú, de que lo saben, porque al final, además de carbón, ha venido con gratísimas sorpresas.
Gracias por tu ánimo.
Cordialmente,
Félix
Félix, es bonito y productivo guardar a buen recaudo el niño que todos llevamos dentro. Ese niño al que le debemos esas locuras, pasiones, sentimientos que guardamos en nuestro interior. Por otra parte es bueno sacar la faceta adulta cargada de responsabilidades y demás. Por ello de vez en cuando hay que decir un oleeeeeeeeee y dejarse levar sin pensar el que dirán. Saca tiempo y nos vamos pa Sevilla todos los maris y decimos un Oleeeeeeeeee común. Eh que te parece hace? Bueno en realidad no se quien tiene que sacar tiempo si nosotros o vosotros.
Todos, y nosotros mejor que nadie, Jose, sabemos que la ilusión la mantiene el niño que guardamos. Por eso es el que se encarga de hacer las peticiones a los Magos y éstos lo aprecian. Por eso, ese niño que llevamos dentro se ha encargado de pedirles un par de entradas (o cuatro si son pequeñas) para que podamos dejarnos llevar y marcharnos pa Sevilla. ¡Eso está hecho!
Cordialmente,
Félix
A los Reyes unos zapatos sucios no les importan. Tienes un alma con alguna cana, pero reluciente. Ese es el brillo que buscan, ese es el brillo que encuentran.
Un fuerte abrazo, Félix. Si el 2008 me dejó algo bueno en la memoria, algo tienes que ver tú también en ello.
Besos a tus reinas. :)
A veces, el brillo del alma es tan imperceptible como el de los zapatos, aunque, como queda por dentro, puedo disimularlo para así poder pedir deseos a los Magos.
Gracias, Berrendita, por tenerme entre lo bueno del 2008. Espero que puedas decir lo mismo al final de 2009.
Cordialmente,
Félix.
Publicar un comentario