Ayer, después de diez días estrenados en el nuevo año, he visto cómo mi admirado don Miguel ha logrado superar con éxito todas las etapas realizadas desde el último día de diciembre y finalmente se ha visto orlado, por fin y por segundo año consecutivo, con la famosa corona de laurel. Una corona que, cual bufanda, aparecía rodeando su frío cuello de bronce aprovechándose, además, de la carga de hombros que le convierte en una figura sin igual.
En su momento pedí para él un recuerdo en forma de pajarita. Creo que me equivoqué. Ahora veo claramente que lo que necesita, como complemento ideal, es un "maillot" amarillo o dorado, que da igual, cubriendo su levita. Así, todos podremos ver sin dudar una gran figura y la corona no desmerecerá. Por eso propongo que ya en el mismo momento del homenaje, el ilustre responsable del mismo la sitúe directamente sobre sus hombros en lugar de ponerla a sus pies, a disposición de cualquier desalmado que pudiera hacer con ella alguna barrabasada.
Además, y rompiendo el hilo de lo anterior, tras casi una semana, he sido capaz de sacar brillo a mis zapatos. ¡A todos mis zapatos! Así que, como todos los santos tienen novena, los Magos en su festividad de revelación no van a ser menos. He vuelto a escribir la carta e inmediatamente he recibido respuesta en forma de regalo inesperado. Me han dejado... un cepillo, una bayeta y una caja de betún.
¡A mí con indirectas!
6 comentarios:
Nada, que a Don Miguel el año que viene lo enviamos a ese rally que se llama Dakar y se disputa en la Argentina. ¿Será posible?
Siempre nos quedarán los Magos...
Tú lo dices, Lucano. Con los Magos, que siempre estarán ahí, todo es posible. ¡Lo que tendremos que ver!
Cordialmente,
Félix
Bueno si tu propones, sera de bien. Yo lo segundo lo veo muy bien ya que cuando quieras te paso los mios. Aunque he de decirte que los suelo llevar limpios. Asi que poco trabajo tendrias.
Mi agradecimiento por haber limpiado los zapatos. Da gusto lo bien que pillan algunos las cosas.
Por cierto yo prefiro el aceite de pata de buey.
B
¡para que veas Félix! nada más llegar a la civilización te contestamos los dos casi a la vez. ¡Que viva la tecnoligía! y las conexiones wifi.
B
Sabes, Jose, que en tu caso a lo que estoy dispuesto es a tenerte las perolas como los chorros del oro, aunque siempre a cambio de que me dejes manejar, aunque sea sólo un poquito, los fogones. Que me rondan unas recetas por la sesera...
Beatriz, ya lo digo: indirectas a mí! Gracias por entenderlo y por esos ánimos que das cuando lo que necesitas es que te los den a ti. En esos momentos bajos se aprecia un doble esfuerzo y se agradece doblemente.
Eso de las conexiones wifi... cuando las pillas.
Cordialmente,
Félix
Publicar un comentario