¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


martes, 3 de junio de 2008

Un abrazo


Llevo días dándole vueltas. No hay momento que no se me pase por la mente la necesidad de hacer algo con esto de la bitácora y... cuando me pongo ante el teclado se me nubla la razón, se me enreda la cana y no me salen las palabras.

Seguramente sea porque me sienta avergonzado por no haber sido sincero. Yo, que siempre he presumido de tener vaguería congénita y de contárselo al mundo con la cabeza bien alta, en los últimos tiempos ando que apenas sé por dónde piso, me vence el cansancio y el agobio laboral es suficiente como para sentir que he mentido. ¡Estoy trabajando! y eso me desborda.

Llevo unos días que no paro de hacer cosas y, como no estoy acostumbrado a ello, se me ha llagado el alma y he tenido que dejar casi todo lo demás de lado para dedicarme a buscar un bálsamo que calmase el prurito o, al menos, mitigase las rojeces. Que uno no está ya para estas primaveradas.

Así que me encuentro agotado, agobiado y falto de tiempo. Pero hoy, cuando llego a casa, veo que hay alguien que me da un abrazo. Llego cansado y me encuentro a Marisol, esperándome con los brazos abiertos para decirme que soy uno de sus favoritos y que por eso quiere abrazarme. Me recrimina, con cariño, por supuesto, que últimamente dejo poco de lo mío por aquí y, a pesar de ello, me premia y me pone entre los suyos. Y yo, que no soy capaz de alcanzar a coordinar más de dos ideas vencido por el agobio laboral, saco fuerzas de la flaqueza que me dan mis más de ochenta kilos y me decido a verter aquí mi alegría agradecida. Porque sentirse abrazado es algo que estimula y alegra.
Me ruboriza pensar que hay quien espera mis palabras para compartirlas conmigo. Aunque, por otro lado, también yo visito ansioso a todos mis amigos en cuanto tengo un momento y disfruto con ellos de sus aficiones, de sus sentimientos y de sus alegrías. Y también echo de menos las novedades cuando pasa el tiempo y no se mueven las páginas de sus corazones. Imagino que es cuestión de rachas y que, ahora que blanquean los gamones por entre las encinas y que las retamas cambian el amarillo por el verdor de las vainas, espero poder visitarme con más frecuencia y, así, responder con los míos a los abrazos amigos.

11 comentarios:

Marisol dijo...

Cómo me alegro de que mi abrazo virtual te haya sentado bien y que haya servido para que nos escribas un poco en esta bitácora tuya en la que siempre se aprende algo.
Arriba ese ánimo, que viene el buen tiempo , las vacaciones y todas esas cosas buenas que trae el verano.

Anónimo dijo...

Yo, que estoy en la trastienda, lo veo todo sin que nadie se percate de que estoy allí, disfruto mucho más que vosostros,y me encanta esa facilidad para animaros y haceros partícipes de vuestras alegria y...
abrazos virtuales.
Sois estupendos , seguir así

Anónimo dijo...

Animo Felix, estamos impacientes por poder leer, siempre, unos pensamientos leales a una forma de ser,a un mismo caracter.Siguen en pie unos gin-tonics,a la vera del Guadalquivir.
UN ABRAZO.
Manuel Toral.

Félix dijo...

Marisol, ciertamente tu abrazo ha sido recibido con alegría suficiente como para escribir una respuesta agradecida. Lo malo es que yo no podré seguir la cadena pues los blogs que suelo visitar (que son poquitos) ya han sido premiados todos ellos y no me parece correcto repetir el premio.

Anónimo de la trastienda, sigue mirando y disfrutando desde lo oculto, aunque ahora ya sabemos que estás ahí, observante y callado. Gracias por tus abrazos.

Manolo, ¡A por el gintoni! Aunque no sé yo si un gintonic a las ocho de la mañana no va a hacernos parecer lo que no somos. ¿Por qué no lo cambiamos por unos churritos y un café a la vista de la Basílica Macarena? Cuenta conmigo y gracias por tu desvelo.

Ah! Por cierto, gracias a todos por vuestra preocupación por mi estado físico. La verdad es que no es para tanto, lo que pasa es que como no había trabajado en mi vida, pues me ha sorprendido tanta tarea llegada así, de sopetón, y no he sabido digerirla, con el correspondiente cansancio. Espero que, en poco tiempo, pueda volver a mi estado natural, es decir, ocioso.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Entonces... ¡otro abrazo!

sentimientos y locuras dijo...

jo que cosas, que malos que sois. Gin-tonic a la vera del Guadalquivir, jo eso me apunto, pero va ser primero unos olorosos buenos que levantan el animo, y hacen que la cabeza se despeje, podíamos picar una pringaita y una morcilla de hígado de l mercado de Triana oleeeeeeeeeeeee solo pensarlo ya estoy como loco. Animo y pa lante los toreros buenos. que digo yo que también me apunto a los churritos en la macarena. eso si para no ponerme celoso ir porfa a llevarle al señor unos clavelitos rojos de

Anónimo dijo...

Hola Félix.
Soy Lucía, descubrí tu blog por el sentido homenaje a mi familia, y desde entonces te visito con regularidad. También yo desde el silencio deseaba encontrar otra crónica, que como dice mi hermana Marisol, se esperan como se espera el rocío en el campo por las mañana, para refrescar la memoria, y de vez en cuando sacudirla, para aprender y para compartir sentires, a por qué no, pesares.
También te doy un abrazo y arriba los corazones.
Te lo dice alguien atascada al igual que tú por el trabajo, pero con esperanza, siempre con esperanza...(Para mi llega Julio, y!!!!el dolce far niente!!!
Otro abrazo.

Félix dijo...

Lucano, creo que cada entrada en nuestros blogs, cada visita, cada comentario que nos hacemos, son abrazos cariñosos que nos damos sin apenas saberlo. Por eso, unos esperan a recibirlo y otros a darlo, pero siempre abrazo. Gracias por los tuyos.

Jose, fuimos a Sevilla y perdimos la silla. No hubo gintonis a la vera del Guadalquivir, pero, tras una intensa mañana de trabajo cofrade, unas cañitas por Triana, en la plaza de Santa Ana y por la calle Betis (qué típico, ¿no?), no nos las quitó nadie. Después fuímos a llevarle los claveles a tu Señor, pero nos dió con la puerta en las narices. Y no me extraña, pues este viernes en Sevilla a las cuatro y media de la tarde los únicos que callejeábamos eramos tres salmantinos despistaos a los que los sevillanos miraban por entre los esterones, a la fresca, pensando, seguramente, que o estábamos muy necesitaos o no éramos de allí. Acertaron en lo segundo.
¡Ah! y del mercado de Triana, lo único que vimos fue el parking. ¡Qué se le va a hacer!

Lucía, te mentiría si te dijese que esto lo hago para mí y no me gustan las visitas. Al contrario, hay días que me encuentro pesaroso por no saber qué decir que me permita renovar el blog. Pero, lo que más me gusta es no sólo saber que andáis por ahí, sino que dejeis rastro de vuestra visita. Por eso, te agradezco tu comentario aunque vuelva a sonrojarme por ver cómo mis cosas (que aun escritas para ser leídas, no dejan de salir de lo íntimo) son gustadas por todos los que venís a verme de vez en cuando. Gracias por tus palabras de apoyo, aunque tendré que releerlas en julio cuando me pille trabajando y recordar qué me quieres decir...
Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

Pues te lo explico ahora muy gustosa, Félix, no hace falta esperar a Julio.
Me dedico a la nunca bien ponderada tarea del docente. Soy Bióloga, como tú( no creo equivocarme que incluso me diste alguna práctica de artópodos...¿puede ser?¡¡¡AAAyyy!!!!la vida es un pequeño pañuelo)y mis correrías profesionales me han llevado a dedicarme a los adolescentes, con el noble afán de ¿enseñarles?¿educarles? en fin de servirles de vehículo a la vida adulta...el mes de Junio es terrible...Pero en Julio,y aunque lo que hago me encanta, puedo decir dando saltos que ¡los pierdo de vista!
Por eso te decía que ahora estoy atascada de trabajo, pero pronto, disfrutaré del dulce afan de no preocuparse por nada ("el dolce far niente", vaya ).
Así, por mucho que me guste mi trabajo,hay otras actividades en fin que me están esperando gustosas, el ocio, mi familia, leer ( y no trabajos y exámenes precisamente), el campo...
Muchas gracias por contestar.
Abrazos.

Alberto dijo...

Bueno, apunta un abrazo más a la lista y quítate la pereza, que nos gusta leer y compartir.

Un abrazo.

Félix dijo...

Conchero, sabes que el abrazo es mutuo y frecuente, pues cada vez que nos visitamos dejamos parte de él, por eso leemos y compartimos, a pesar de la falta de tiempo, que no pereza.
Cordialmente,
Félix