¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


domingo, 8 de junio de 2008

Constancia


Creo que ya sé por qué me cuesta tanto escribir últimamente.

Carezco de una línea argumental definida que me aporte ideas y el eclecticismo de que hago gala lo traigo hasta estas páginas dejando que las gobierne. Y así, sin tener las cosas claras, es imposible hacerlo bien.

Pero, por otro lado, ¿qué necesidad tengo de limitarme en lo que yo pueda contar? Prefiero hablar de todo un poco aunque la cosa no sea todo lo homogénea que a muchos gustaría. Rectilíneamente homogénea.

También es cierto que esto es algo que nunca debió suponer obligación y que, aun buscando alcanzar destinos, nunca fue pensado ni para muchos ni para premios. Porque, en definitiva, ¿a quién le pueden interesar mis cosas? ¡A mis amigos! Pues a ellos se las cuento. Eso es lo que me gusta de esto.

Y de entre ellos, alguno habla asiduamente de toros, otra nos cuenta cómo hacer para decorar fotos y sus correspondientes álbumes (lo que los expertos llaman scrapbooking), hay quienes nos cuentan su día a día laboral o también quienes nos mantienen informados de su Semana Santa zamorana o sintieron la suya salmantina. Incluso quien tiene la vida tan organizada como para contárnosla de forma tan atractiva como envidiable. Y yo aquí, con un poco de todo en esta cabeza. Mezclando churras con merinas y dejando que luego se separen por sí solas. ¿Será así todo en mi día a día?

Sé que podría hablar de toros, pero nunca alcanzaría a rebasar el borde inferior del zapato de Jose. Podría hacerlo de Semana Santa aunque cada día conozco menos y me alejo más, no como Alberto o Tomás. Podría contaros cosas de fotografía (no de scrap, que se me escapa, como ya he dicho otras veces y se lo dejo a Marisol), pero ¡anda que no hay buenos fotoblogs por ahí! Y, por supuesto, podría servir este diario para volcar en él mis decepciones laborales, que son mi vida, pero eso ya lo hago en otros foros y no es cuestión de dar aquí una impresión equivocada y poco interesante.

Así que, en esta volubilidad que me absorbe, no sé si seguir como hasta ahora, inconstante en temas y horarios, o marcarme unos objetivos que me encorseten en argumentos y calendario para cumplir unos objetivos casi empresariales. Esta duda está rondando mi cana de un tiempo a esta parte. Esta duda está obligándome, casi compulsivamente, a buscar algo original para esta bitácora. Esta duda me tiene en vilo. Y, al final, no tengo ni idea de cuál será el futuro. ¿Me replanteo una revolución? ¿Abandono? ¿Me dedico a contar idas y venidas de las vicuñas en el altiplano? ¿O mis monótonos desayunos de café y pincho?

No sé cómo hacer para dejar en paz mi conciencia electrónica (que la otra está en calma, a dios gracias).

Seguro que un día de estos me decidiré. Y quien esto lea será el primero en enterarse.

Pero,... a ver si es que no tengo nada que contar ¿?

9 comentarios:

beatriz dijo...

Ya sabes que hasta el caos tiene una teoría.
Seguro que si sigues durante muchos años dándonos de leer (espero que así sea) y nos ponesmos con superordenadores a trabajar en ello, conseguimos sacar una teoría (línea argumental) de tu supuesto caos.

En cualquier caso, sólo hay que ver las figuras asociadas a los sistemas acóticos para saber que allí hay una gran belleza.

Tú sique así y ¡qué viva el caos!

Ana Pedrero dijo...

Pues eso nos pasa a muchos, Félix. Y al final siempre aparece algo. y al final siempre volvemos. Y al final siempre pisamos por las casas de otros porque nos gusta, incluso cuando creéis que no hay nada que contar.
Sigue, pues, con tu inconstancia. Quizá sea eso lo que tenías que contarnos hoy.

Un abrazo.

Félix dijo...

Cierto, Beatriz, tu mente analítica ha encontrado algo que ni me había planteado. ¡Sistemas caóticos! y, además, si los unimos al efecto mariposa (por aquello de la entomología) a lo mejor encuentro explicación a la ausencia de constante, que no deja de ser sino un multiplicador que no necesito. En fin, gracias por entender mi caos.

Sí, Berrendita, eso nos pasa a muchos, pero a unos se nos nota más que a (vos)otros. Posiblemente esto fuese lo que tenía que decir.

Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Pues yo no sé nada de vicuñas ni altiplanos, ni recuerdo el último desayuno de café y pincho porque desde hace unas semanas he vuelto a madrugar, ni he logrado dar con el porqué del nombre de club deportivo que siempre me pareció el más hermoso: el Constancia de Inca (en esto pensé al leer tu título).

Por lo que, con la constancia o sin ella, sigue dejándonos pistas de tu curvilíneamente heterogénea búsqueda. Está muy bien así.

Marisol dijo...

Qué desánimo, qué desasosiego, qué sin vivir....
Las cosas hay que hacerlas para disfrutar, como lo tomes como una obligación, dejarás de disfrutar y no debe ser así la cosa.
Relájate, a poder ser, tomando un buen vino y un revuelto de patatas o unas croquetitas donde tú sabes, ya verás como irremediablemente, eso te inspirará.

Alberto dijo...

Cada cual escribe por un motivo, cada cual se hace sus preguntas, cada cual habla de lo que puede o sabe, cada cual... Tal vez esa pregunta que te haces es lo más propio y es lo que te hace escribir. Tal vez te buscas y gracias a eso escribes ese blog. ¿Por qué no?

Un abrazo.

sentimientos y locuras dijo...

Muchas gracias por tus palabras. Primero decirte que si te has planteado que el saber de todo es un grado. Cada uno cuenta su forma de ver la semana santa, la decoracion de fotos, la vida, los toros etc. Esa verborrea lingüística, quiero disfrutarla durante mucho tiempo. Date cuenta de que yo no veo la tele, no leo periodicos, no estoy muy informado de lo que sucede en el mundo y además de gustarme tu punto de vista de la vida, la comparto, asi que si no escribes no podria estar informado y lo que es más importante no aprendería. Mi cortita vida estudiantil me dejó cojo, cosa que poco a poco quiero remediar.Así que ayúdame.

Anónimo dijo...

Pues yo no tengo blog, bueno lo tengo pero sin estrenar, y "la culpa" la tienes tu.
Algún Hermano Mayor que conocemos me hablo de tu "cana", aunque equivoco el titulo, la fin encontré la cana correcta, leí y decidí que una vez vistas tus palabras las mías no tendrían demasiado sentido al menos de momento.
Lo primero que hago después de contestar los correos que llenan mi buzón es entrar y leer tu "cana" y otras que he conocido a través de ti.
Si te sirve de algo mi opinión sigue escribiendo, lo que sea y cuando sea.
Algunos esperamos tus palabras.
Un saludo.

Félix dijo...

Buscaré la historia del Constancia de Inca para ver si extraigo algo positivo, Lucano. Ah! Y cuando quieras (o puedas) nos tomamos un café con pincho a media mañana, verdadero placer, y charlamos de las vicuñas andinas o de lo que se tercie.

No, Marisol, no es desánimo, aunque dé esa sensación. Seguramente lo que me ocurre es que llevo más de quince días sin probar el revuelto, sin ver toros y sin disfrutar del relajo en el Callejón de la Bomba. Y eso es mucho.

Sí, Conchero. Todos tenemos algún motivo y muchas preguntas. Por eso seguimos con esta aventura aunque otras actividades reclamen nuestro tiempo.

¿Cómo se puede decir, aun con Locuras y Sentimientos, que lo que yo digo sirve para aprender? ¿Y lo dices tú, que cada día dejas chico al Cossío? No puedo más que decirte que, al menos, el proceso de aprendizaje es compartido.

Marcos, ni se te ocurra pensar que no debes dejar tus palabras en un blog. Como ves, somos muchos los que queremos decir algo, a nuestra manera, con nuestras palabras, sin vergüenza. Y, así, seremos muchos los que compartiremos contigo.

A todos, elenco selecto de amigos, pocos pero constantemente fieles, ¡muchas gracias! Porque sé que así, a través de esto, nos vemos cada día, y eso es más de lo que muchos podrían desear.
Cordialmente,
Félix