¡Nunca confiaré en los tintes!
Lo único que consiguen es engañarme mientras los demás siguen viendo mi interior.


martes, 8 de enero de 2008

Propósito


Pues no ha sido para tanto.

Entre saludos besados y falsos deseos de felicidad sonreída para el año que comienza, venturoso año, se me ha pasado el primer día como si de un suspiro estuviera hablando. ¡Qué falsos podemos llegar a ser cuando nos lo proponemos!

Y viendo ésto, mi propósito para este comienzo del año ha sido apartar cualquier máscara y, a pecho descubierto, como el miliciano de Capa, dar la cara corriendo el riesgo de fractura o desgarro. Y creo que voy a comenzar a cumplirlo. ¡Vaya que si comienzo!

Ahora, cuando pensaba que había dejado atrás un enmascarado pasado compartido, oculto, me creo en la necesidad, personal necesidad, de volver a ser yo. De saltar a un albero recién regado y embarrar mis zapatos de torear, para ser yo mismo el que note la pesadez en los pies y cómo ese lastre puede llegar a inmovilizar a quien lo carga, y no será miedo. De saberme capaz de escribir lo que hablo sin tener que recurrir a decorados venecianos que puedan cegarme por un mal uso.

Y así, en soledad, he comenzado este camino que, por ahora, no ha pasado del umbral de una vivienda que he vivido sin ser mía. Y por ello, por haber podido habitar morada ajena como si fuera propia, me veo en la obligación de, al menos como agradecimiento, rendido homenaje, mantener el espíritu. Aunque sé que no voy a ser capaz. Pero voy a intentarlo y, de vez en cuando, sólo de vez en cuando, recordaré a mi hospedero y comentaré algo de su Pasión. Pasión compartida pero que no es la mía, pues hace tiempo que perdí esa ilusión. Muchos lo saben. Pero, en su memoria, ya digo, intentaré, aunque esporádicamente, sostener firme ese estandarte.

Y así, decididamente, dejo pasar este primer día. En soledad y recordando.

Pero, quia, esto no va a ser así. ¡Me han descubierto! ...O me he dejado descubrir. ¡Da igual! En cualquier caso, veo que quienes participaron, aquí participan. Y además, al menos eso me parece, se alegran. Y yo me alegro. Porque la soledad es de difícil digestión y sólo desaparece en compañia. En buena compañía, quiero decir. Y yo, decidido a dar la cara, me veo acompañado. Y lo celebro. No sabéis cómo lo celebro. Y vuelvo a recordar el nombre de días que había perdido. Y me invade el humo, aromático incienso, de una fábrica de ilusiones que cada día tiene más obreros pues cada día se le exige más producción. Y veo el brillar del carburo en faroles de hoja de lata que, en manos jóvenes, iluminan sobrias semanas santas. Y me hago costalero por un día, olvidando achaques y manías. Y comparto costal con papones braceros pujando cualquier paso. Y recuerdo a los que se quisieron marchar, dejando en par un trío trino, a la espera de su regreso. Y comparto con todos aquellos que quieran compartir, sin más a cambio.

Mañana volveré al trabajo, pero iré con otra cara.

3 comentarios:

Lucano dijo...

Mañana es otro día. Más íntimo. De mejor cara y mejor cuerpo. Pero de hoy rescato esta cana en el alma, este hablar de otras cosas, que tanto me alegra (te parece bien). Lo pedí en su dia y ahora lo tengo, lo tenemos: los Magos, que lo saben todo, nos lo han dejado en el portal de la fábrica.

Ana Pedrero dijo...

Ole!!. Espero que la famosa foto del miliciano de Capa no sea simbólica, ahora que dos investigadores mantienen que es falsa, jajaja.

Ahora en serio, a mí también me alegra. Tiene razón Lucano cuando dice que los Magos lo saben todo, aunque no terminen de rematar la faena y sigamos siendo número par en espera del impar.

Félix dijo...

Gracias a los dos por vuestra alegría. Mutua, por cierto.
Intentaré corresponder, aunque los listones están cada vez más altos.
Y sí, los Magos lo saben y él también (estoy seguro). Sólo nos queda esperarle.
Cordialmente,
Félix